sábado, 21 de mayo de 2016

Investigaciones experimentales en telepatía por teléfono

Investigaciones experimentales en telepatía por teléfono



Mucha gente no encontró razón alguna para pensar en una persona en particular, entonces el teléfono suena y la persona está en línea. O también cuando el teléfono empieza a sonar tienen un saber intuitivo acerca de quién está llamando, y resulta ser correcto. Tales experiencias son el tipo más común de telepatía en el mundo moderno. Sorprendentemente, los investigadores psíquicos y parapsicólogos parecen haber ignorado este fenómeno. Estudios en Gran Bretaña, Alemania, Estados Unidos y Argentina, han mostrado que la telepatía telefónica por lo general ocurre entre personas que están estrechamente emparentadas, como los miembros de una familia y los amigos más cercanos.


Lo que Ud. leerá a continuación es un artículo de Rupert Sheldrake, escritor, bioquímico y biólogo británico, quien ha dedicado parte de su tiempo a estudiar científicamente ciertos fenómenos dentro de la parapsicología, como la telepatía o la percepción extrasensorial. Los textos traducidos al español fueron extraídos del libro «Mente sin Fronteras: Desafíos para la psicología del siglo XXI» del Dr. Alejandro Parra:


¿Podría ser la telepatía telefónica una cuestión de mera coincidencia? Quizá las personas tienen pensamientos sobre otros sin razón alguna. Acaso estos pensamientos suelen ser seguidos por una llamada telefónica de esa persona. Si las personas sólo recuerdan las veces que aciertan y se olvidan de las veces que se equivocan, ¿podemos considerarlo una ilusión de telepatía por una combinación de coincidencia y memoria selectiva? Una alternativa es que la persona puede estar esperando la llamada en un momento en particular de una persona en particular, pero puede ser inconsciente de esa expectativa. Para cuando la llamada llega, no hay ninguna necesidad de pensar que se trató de una telepatía porque podría explicarse por una expectativa inconsciente. El problema es que estas expectativas inconscientes son escurridizas. De hecho, esta puede ser una hipótesis inconcebible, porque si las expectativas de llamadas telefónicas son inconscientes, ¿cómo se puede demostrar que realmente estén allí? ¿Y si realmente están allí, podrían ser entonces el resultado de telepatía, en lugar de una alternativa a este fenómeno?


La mejor manera de responder estas preguntas es por medio de pruebas experimentales que puedan evaluarse estadísticamente. He desarrollado un procedimiento simple en el que los participantes (presuntos receptores psi) reciben una llamada de uno de cuatro diferentes sujetos «llamadores». Saben quiénes son los potenciales llamadores, pero no quien llamará en un momento dado, porque el llamador fue escogido al azar por el experimentador. Los participantes tienen que suponer quién de los llamadores es el que llama antes de que este diga algo. La casualidad de que pudieran acertar es de una en cuatro, o sea el 25% de las veces. ¿Están los participantes en lo correcto por encima de lo que se esperaría por azar? En este trabajo describiré los resultados de más de 800 ensayos. Los resultados fueron estadísticamente muy positivos y sumamente significativos.




A pesar de la seriedad y rigurosidad de los experimentos de Rupert Sheldrake (foto), estos han sido atacados básicamente por estar en contra de los parámetros e intereses del ‘establishment’ científico.


En un experimento preliminar, mi ayudante en esta investigación, Pam Smart, sirvió como participante y yo como experimentador. Para los próximos experimentos, ella y yo convocamos a los participantes por medio de la sección del periódico de los anuncios de trabajo de jornada incompleta o a través de un sitio web llamadowww.hotrecruit.co.uk. Intentamos deliberadamente encontrar a participantes que pensaban que tenían esta habilidad en la vida real. Nuestros anuncios decían: «¿Sabe usted quién está llamando antes de que usted descuelgue el teléfono? Buena paga por divertirse en experimentos simples como parte de un proyecto de investigación psíquica». Inicialmente ofrecimos un pago de £10 por una sesión de dos ensayos, y después £10 para una sesión de un ensayo. Les enviamos detalles del procedimiento de prueba a las personas que contestaron a estos anuncios, y les pedimos que nombren a las personas a cuyos llamados pensaron que ellos podrían contestar. Les pedimos que verificaran si estas personas estaban deseosas de formar parte, y les pedimos que nos proporcionaran detalles y números de teléfono de dichos contactos. También les pedimos a los participantes que nos dijeran cuando ellos podrían tomar parte en las pruebas, y verificar así que los llamadores podrían libremente llamarlos en esos momentos. Era responsabilidad de los participantes asegurar que sus llamadores estuvieran disponibles, y que no se les pagaría por un ensayo si las llamadas no se hacían. De hecho, en la mayoría de los casos todos los llamadores estaban disponibles, y si no fuese así, el ensayo sería cancelado.


Algunos participantes eran incapaces de completar la serie de diez ensayos por una variedad de razones, cambios en su vida personal, como empezar un trabajo de jornada completa, o porque uno o más de sus llamadores era incapaces de continuar el experimento. Con suerte, todos los participantes pudieron completar la totalidad de los 10 ensayos, y evitar la posibilidad de interrumpir de parte de aquellos participantes que no estaban puntuando los niveles esperados y que pudieran rechazar hacer más pruebas. Pero si esto hubiera pasado no habría sido raro en absoluto La mayoría de los participantes que no completaron la totalidad de los 10 ensayos se los desechó porque uno o más de sus llamadores era incapaz o no tenía voluntad continuar el experimento.


Para algunos de nuestros experimentos, les pedimos a los participantes que nombraran a los cuatro llamadores. Esto restringió el número de solicitantes que pudieron participar, porque la mayoría era incapaz de encontrar a cuatro personas a quienes ellos imaginaban que podrían responder telepáticamente y quienes podían y querían tomar parte. En otros experimentos les pedimos a los participantes que nombraran un mínimo de dos llamadores, y les proporcionamos los otros, que eran desconocidos para los participantes. Este procedimiento tenía la ventaja de permitirnos reclutar más participantes, y también nos permitió comparar sus respuestas a los llamadores conocidos o no conocidos. La mayoría de las personas nombró sólo a dos llamadores, pero algunos nombraron tres, y el número total de ensayos con llamadores conocidos fue mayor que con llamadores desconocidos.




Estar pensando en alguien y que esa persona te llame es una de las experiencias telepáticas más comunes y menos estudiadas.


Para cada ensayo, había cuatro llamadores potenciales. Los participantes supieron quiénes eran y también supieron que uno de ellos sería seleccionado al azar arrojando un dado. Usamos dados de alta calidad comprados en Las Vegas. A cada uno de los llamadores potenciales se les asignó un número del 1 al 4, seleccionado por la tirada del dado que mostraba uno de estos números. Si el dado mostraba 5 o 6, se tiraba de nuevo hasta que diera un número entre 1 y 4. Llevamos a cabo pruebas en las que algunos de los llamadores potenciales eran familiares o amigos, elegidos por los participantes. Otros eran personas (no familiares) cuyos nombres los participantes conocían pero con quienes ellos nunca se habían encontrado. En todos los casos los participantes usaron teléfonos de línea sin sistema de identificación de llamada. Usamos cuatro procedimientos diferentes e involucramos simplificaciones progresivas y también un nivel de rigurosidad progresivo.


1 - En el Método 1, los participantes hacían dos ensayos por sesión. Las dos llamadas se seleccionaron al azar con dos tiros de dado (ignorando los números 5 y 6). Si el dado mostraba el mismo número dos veces, entonces la misma persona era llamador en ambos ensayos. También se seleccionaron al azar los números de los ensayos. No se dijo a los participantes en qué momento se harían las llamadas, aunque por supuesto, ellos sabían que ocurrirían dentro de la sesión de prueba. El experimentador (Pam Smart o yo) telefoneamos a los llamadores seleccionados al azar de antemano, normalmente una hora o dos de antemano, y les pedimos que llamaran en el momento seleccionado. Les solicitamos a los llamadores que pensaran en el participante durante aproximadamente un minuto antes de llamar. También llamamos a los llamadores que no habían sido seleccionados para decirles que ellos no estaban involucrados en esta sesión de prueba. Cuando el teléfono sonaba, el participante recogía el tubo e inmediatamente indicaba su suposición diciendo el nombre de la persona. El llamador revelaba entonces su identidad, para que los participantes recibieran un feedback inmediato. Minutos después de las pruebas, los experimentadores llamaron al participante para preguntarle cuál había sido su suposición, y en algunos casos también se les preguntó a los llamadores. En ningún caso, los llamadores y los participantes discreparon. Los experimentadores grabaron los resultados y anotaron abajo la fecha y el horario de cada ensayo, los llamadores y la suposición. Este método se usó en nuestro experimento preliminar y en nuestra primera serie con 17 participantes, en un total de 198 ensayos.


2 - El Método 2 fue similar al Método 1 pero involucró una simplificación del procedimiento a través del uso de horarios fijos para los dos ensayos en la sesión. Se llamó a estas personas de antemano a la sesión de prueba y se les dijo que habían sido seleccionadas y cuándo iban llamar. También se notificó a aquellas que no. Los experimentadores grabaron las suposiciones como en el método 1. Usamos este método en 87 ensayos.


3 - En el Método 3, había sólo un ensayo por sesión. Los experimentadores seleccionaron al azar al llamador 15 minutos antes del momento de la prueba arreglada de antemano. Por ejemplo, se le dijo al llamador que la hora de la prueba era 2.30pm, entonces se seleccionó al azar a las 2.15 p. m., y se lo notificó antes de las 2.20 p.m. Usamos este método con 37 participantes. Les dijimos a los llamadores que si no eran notificados 5 minutos antes del momento de la prueba, significaba entonces que no habían sido seleccionados. Esta simplificación hizo posible conducir una serie separada de ensayos en una única sesión rápidamente, normalmente 5 ensayos por sesión a intervalos de 15 minutos. Los experimentadores grabaron los resultados de las pruebas igual que en el método 1.


4 - En el Método 4, los cuatro llamadores estaban en la misma situación, junto con el experimentador, operadores de video independientes filmados continuamente al participante y a los cuatro llamadores. Las películas se editaron luego en un formato de pantalla dividida sincronizada en el que el participante puede verse a un lado de la pantalla y los llamadores al otro.


Ensayos videograbados


En los ensayos, se videograbó continuamente a los participantes durante la sesión experimental. La cámara de video estaba fija en posición como para que el teléfono sea claramente visto. Para los Métodos 1 a 3, los mismos participantes encendieron la videocámara al inicio de la sesión y lo apagaron después de terminar el ensayo. Cuando un tape terminaba, se enviaba por correo a Pam Smart. En todos los casos, los ensayos se filmaron en el video con la fecha y la hora codificada en la película.


Cuando el teléfono empezaba a sonar, el participante decía su afirmación (p.ej. «llama X») a la cámara antes de atender el teléfono. Además, en algunos ensayos, a los participantes se les pidió también valorar el nivel de confianza de su afirmación, siendo «seguro», «no muy seguro» o «adivinando». Inmediatamente, al atender el teléfono de nuevo, los participantes decían su afirmación en voz alta mencionando el nombre de la persona antes de atender. Los llamadores revelaban luego su identidad para que los participantes recibieran una devolución instantánea. En la mayoría de los casos, los participantes estaban solos en su casa o departamento durante los ensayos.




La telepatía es considerada como una forma de percepción extrasensorial o cognición anómala, además se piensa que esta es instantánea.



Una persona independiente del experimento, que no sabía detalles de las pruebas ni tampoco sabía quién estaba llamando o cuando llamarían, evaluó los vídeos «a ciegas» con la hora codificada. Esta persona grabó las afirmaciones de los participantes y sus comentarios, y los horarios en que lo hicieron. También se ocupó de controlar si había alguna otra llamada telefónica, o si el participante salía de cámara, en cualquier etapa del experimento. Se inhabilitó cualquier ensayo en el que los participantes recibían otras llamadas o salían del rango de la cámara.



En total, administramos 294 ensayos de telepatía telefónica videograbados, de los que se eliminaron 23 porque los participantes salieron de la cámara en algún momento o recibieron llamadas no esperadas durante el periodo experimental. De los 271 participantes de los ensayos restantes, 122 (45%) tuvieron éxito por encima del nivel de probabilidad del 25%. La importancia estadística de este resultado es enorme (p= 1×10-12).


Los efectos de la distancia


Para averiguar si la distancia puede tener algún efecto en la habilidad de los participantes de identificar a los llamadores, seleccionamos a los participantes en el extranjero, como amigos o miembros de la familia. Los llamadores extranjeros estaban a 1.500 km. (en Grecia) y a 18.000 km. (en Australia).



Los participantes tuvieron éxito con llamadores en el extranjero, con 28 afirmaciones correctas de 43 (65%), un resultado sumamente significativo (p= 3×10-8). Con llamadores en Gran Bretaña, el porcentaje de éxito fue más bajo (35%). En la mayoría de los casos, los llamadores en el extranjero eran las personas con quienes los participantes estaban más estrechamente relacionados, como madres y novios. Y, considerando que este no fue el caso con la mayoría de los llamadores en Gran Bretaña, el resultado implica que para la identificación exitosa de los llamadores, la cercanía emocional era más importante que la proximidad física.




La confianza y el éxito


La participante con quien más experimentamos fue Sue Hawksley (SH), quien participó en varios métodos diferentes de ensayos videograbados controlados. Con llamadas en horarios elegidos al azar (Método 1) Sue obtuvo éxito en 18 de 32 ensayos (56%; p= .0002). Con dos llamadas por sesión en horarios fijos (Método 2), obtuvo 28 respuestas correctas de 64 (44%; p= 0,0005). Con una llamada por sesión (Método 3), obtuvo 30 respuestas correctas en 70 ensayos (43%; p= 0.0008). Y con el Método 4, con cuatro llamadores en el mismo lugar, siendo los llamadores filmados continuamente, obtuvo 8 respuestas correctas de 17 (47%; p= 0,04). Además experimentamos con otros tres participantes usando el Método 3, y dos de ellos tuvieron un puntaje por encima de lo esperado por azar.


Después de que Sue Hawksley había iniciado la primera serie de ensayos videograbados, nos dijo que a veces se sentía más segura sobre sus afirmaciones que en otros momentos. Para explorar si estos sentimientos se relacionaban con la exactitud de sus afirmaciones, le pedimos que diga a la cámara cuanta confianza sintió cuando hacía sus afirmaciones. Había tres calidades de confianza, «muy segura», «no muy segura», y «simplemente adivinando». En total, Sue declaró la confianza que sintió en los 144 ensayos. Sus evaluaciones de confianza se transcribieron del vídeo.


Los resultados mostraron que cuando Sue pensaba que simplemente estaba afirmando, de hecho alcanzaba sólo el 29% de éxito, no significativamente más alto que el nivel de probabilidad del 25%. Cuando decía que no estaba segura, tuvo la razón en 35% de las veces, considerablemente más alta que la probabilidad, pero no mucho más. Cuando ella se sentía segura del éxito espectacular que tenía, acertaba el 82% de las veces, con una probabilidad de miles de millones contra uno (Tabla 4) de que estos resultados se deban solamente al azar. La diferencia entre su tasa de éxito, cuando estaba «muy segura», «no muy segura» y «simplemente adivinando», era importante (usando el test de Cochran y Armitage, p= 0,00003).


Comparación de llamadores familiares y no familiares


De acuerdo a los resultados de los ensayos no videograbados, los participantes tuvieron más éxito con los familiares como llamadores que con los no familiares.


En las pruebas con Sue Hawksley se usó el Método 3. Hubo dos llamadores familiares y dos no familiares. Con los llamadores familiares, Sue acertó 25 de 35 veces (71%; p= 1×10-8). Con los llamadores no familiares acertó sólo 5 de 35 veces (14%), lo cual no fue un buen resultado. Cuando se probó con el Método 4, Sue tuvo nuevamente mayor éxito con llamadores familiares, acertó 7 contra 13 veces (54%; p= .02); con su llamador no familiar acertó solo 1 de 4 ensayos, siendo el nivel de probabilidad de 25%.



Los otros participantes también resultaron más exitosos con los llamadores familiares que con los no familiares, como se presenta en la Tabla 5. Los detalles completos se encuentran en otro artículo (Sheldrake y Smart, 2003b). Desde un punto de vista global, del total de 100 llamadas de los llamadores familiares, 61 fueron correctos (61%). De un total de 75 llamadas no familiares, sólo 15 fueron correctas (20%). Esta diferencia fue muy significativa (p=1×10-7).


Conclusión


Los resultados de estas pruebas de telepatía telefónica parecen ofrecer fuerte evidencia experimental en favor de la telepatía. Sin duda, los escépticos considerarán los datos como demasiado buenos para ser verdad. Así que habrá muchos parapsicólogos que están acostumbrados a efectos mucho más pequeños y a resultados menos significativos. Esto inevitablemente levantará sospechas de que mis resultados podrían haberse debido a posibles dispositivos ocultos, o incluso al fraude deliberado. En todos estos ensayos, los llamadores y los participantes estaban en edificios separados, y a menudo a cientos o incluso miles de kilómetros de distancia. No había ninguna posibilidad de fuga de información por vista u oído, o a través de otros medios sensoriales normales. La posibilidad que algunos de los resultados podrían explicarse por deficiencias en el proceso de aleatorización se han controlado chequeando las aleatorizaciones pre-pruebas con el dado. No encontré ninguna desviación estadística considerable.


Además, cabe destacar que la naturaleza artificial de los experimentos que llevamos a cabo puede subestimar la influencia de la telepatía. En la vida real, el fenómeno no involucra una elección consciente entre cuatro llamadores igualmente probables que no tienen ninguna necesidad emocional para llamar. Ni ocurre cuando realmente se necesita. No obstante, a pesar de las condiciones antinaturales impuestas por este protocolo experimental, la comunicación telepática ocurre a una magnitud sorprendente.


Por Rupert Sheldrake.


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