En la creación existen distintos planos, dimensiones o mal denominados cuerpos. Obviamente conocemos las tres dimensiones de este plano terrenal como así nos indican nuestros sentidos.
Pero no queda ahí todo, desde luego que no. Existen otros planos más sutiles que la mayoría no es capaz de percibir porque para ello debemos usar percepciones que se escapan a los sentidos de este plano.
¿Cómo ver con los ojos lo que no obedece a este plano?. Es imposible. Por ello para muchos no deja de ser una quimera todo aquello que se escape a sus sentidos.
Pero como ya hemos comentado en anteriores artículos que nuestra realidad no es sólo lo que vemos, que existe otra realidad más sutil y profunda. Otra realidad que es nuestra auténtico ser.
Muchos maestros e iniciados se aventuran a definir diferentes dimensiones de un espíritu, poniéndoles a éstas nombres y cualidades. Yo no voy a aburrirles con tales detalles que a mi modesto entender les llevaría a confusión.
Lo realmente importante es que todo ser se conforma de distintos planos. Donde los que ya conocemos son los menos sutiles, me refiero a los planos físico y mental, y de ahí en adelante y en infinitos grados de sutileza, terminaríamos en el plano espiritual.
Todos estos planos del ser se interrelacionan a través de unos centros de energía que hacen de nexo de unión entre unos planos y otros. A estos se les denomina en muchas corrientes orientales como Chakras.
Estos centros de energía son de importancia vital para que el equilibrio del ser sea completo. Lógicamente esto no es observable desde el punto de vista físico, pero sí que el buen o mal estado de los mísmos incide en la buena o mala salud del sujeto.
Contamos con 7 centros de energía, y a nivel físico y mental podemos situarlos perfectamente. Su situación además de los órganos sobre los que incide, así como las cualidades que se manifiestan en su óptimo estado son las que siguen:
Primer Chakra . Situado por debajo del hueso sacro. Incide en el aparato reproductor. Sus cualidades son la inocencia y la pureza.
Segundo Chakra. Situado en la zona umbilical. Incide en la parte inferior del hígado, riñones e intestinos. Su cualidades son la atención y la concentración.
Tercer Chakra. Situado en el plexo solar. Incide en la parte alta del hígado, bazo y estómago. Sus cualidades son la satisfacción, la generosidad y el equilibrio.
Cuarto Chakra. Situado en nuestro pecho. Incide en el funcionamiento del corazón y los pulmones. Sus cualidades son el amor, la compasión, la confianza y la seguridad.
Quinto Chakra. Situado en nuestra garganta. Incide en el funcionamiento de faringe, laringe, oídos, boca, parte externa de los ojos, pelo, piel y nariz. Sus cualidades son la comunicación y la diplomacia. Su color el azul.
Sexto Chakra. Situado en el entrecejo. Sus cualidades son el perdón, la compasión y el discernimiento. Incide en la visión.
Séptimo Chakra. Situado por encima de nuestra cabeza. Su cualidad es la divinidad e integra las cualidades de los demás centros de energía. El funcionamiento de estos centros de energía es muy simple. Son como ruedas que giran en la parte frontal de nuestro cuerpo en el sentido de las agujas del reloj, y en la parte trasera en el sentido opuesto. A través de ellos circula un torrente de energía que vincula nuestros distintos planos de existencia.
Un chakra está en óptimo funcionamiento cuando gira a gran velocidad y la energía circula a través de él sin que ofrezca resistencia alguna. Y por tanto a nivel físico y mental, los órganos sobre los que incide estarán sanos. Pero desgraciadamente esto no es lo común para todos los que vivimos encarnados. Ya que suelen producirse bloqueos más o menos importantes que hacen que el flujo de energía se restrinja produciéndose entonces un colapso en esta zona. Esto conllevaría diversos problemas en los distintos planos de nuestro ser. Donde a nivel físico y/o mental conllevaría a la enfermedad.
Así si observamos nuestras dolencias físicas o mentales, podemos identificar donde se produce el bloqueo. Pero la causa puede ser de distintas naturalezas. Es decir, podría producirse en nuestro físico o en cualquier otro plano de nuestro ser. Pero como todos están interconectados a través de estos chakras podremos trabajar sobre ellos directamente sin que tenga especial relevancia el plano de origen exacto de la enfermedad.
Más adelante les mostraré como podemos percibir el flujo de energía en nuestros chakras, y en caso de bloqueo como trabajar a niveles más sutiles para recobrar este flujo.
Como hemos visto, todos los infinitos planos que conforman nuestro ser están interrelacionados por estos centros de energía sutil, pero éstos a su vez están interconectados por tres canales de energía sutil.
Canal Izquierdo. Su origen está en el primer chakra, y asciende por el lado izquierdo de nuestro cuerpo hasta cruzarse a nivel del sexto chakra y finalizar en el hemisferio derecho de nuestro cerebro. Es el canal de las emociones y la energía que lo atraviesa es fría. Sus cualidades son el gozo y las habilidades artísticas. En caso de bloqueo se manifiesta el letargo, la culpa y la depresión.
Canal Derecho. Su origen está en el segundo chakra y asciende por el lado derecho del cuerpo hasta cruzarse a nivel del sexto chakra y finalizar en el hemisferio izquierdo de nuestro cerebro. Es el canal de las acciones y la energía que lo atraviesa es caliente. Sus cualidades son el intelecto y la voluntad. En caso de bloqueo se presentan el egoísmo, el orgullo y la agresividad.
Canal Central.. Atraviesa toda la parte central de nuestro cuerpo hasta confluir en el séptimo chakra. Es el canal del equilibrio de todos nuestros planos. Hay que tener en cuenta que en la vida ordinaria de casi todo ser humano las energías que utilizamos para nuestros quehaceres diarios se mueven entre los canales izquierdo y derecho. Es decir, o bien estamos alegres y/o eufóricos o por el contrario caemos en la tristeza y/o la depresión. Experimentamos estados de somnolencia o de insomnio. Pensamos en el futuro o en el pasado. Es el péndulo de la vida, los estados de ánimo nos llevan de un lado a otro. Es el Ying y el Yang.
Para escapar a este baile de contrastes energéticos al que nos vemos esclavizados, El Creador ha dispuesto en nosotros una energía que se halla físicamente ubicada a la altura de la base de la columna vertebral. Esta energía que se haya inactiva es la que nos permita el despertar de nuestras consciencias y establezca el equilibrio en nuestro ser. Esta energía cuando despierta (explicaré en el próximo artículo como hacerlo) asciende a través del canal central para ir atravesando los distintos chakras y aliviando las obstrucciones de los mismos. Este es el canal del ascenso. Y con el ascenso de esta energía que se suele denominar Kundalini, vamos adquiriendo consciencia espiritual.
Así los más elevados espiritualmente tendrán este canal con un flujo de la kundalini más vivo, y por consiguiente sus chakras gozarán de mayor salud general.
Resumiendo, contamos con siete chakras, dos canales de energía más grosera y un canal de energía sutil a través del cual se moviliza una energía llamada kundalini que con su despertar iniciará el camino de la espiritualidad y el equilibrio.
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