Está próximo el tiempo en que los seres humanos evitarán todo tipo de enfrentamiento y competitividad, al comprobar que no conducen a nada y retornarán a la humildad, la aceptación de las cosas que no están al alcance de la mano, etc.
Retomando virtudes como la piedad fraternal, la lealtad, la bondad hacia las demás criaturas, la paciencia, la reconciliación con la Naturaleza y el reencuentro con sí mismos.
Esta nueva era exigirá hacer gala de gran flexibilidad y empatía, serenidad y entrega al todo, hasta desarrollar un sentimiento firme de armonía universal que genere una forma intuitiva de conexión entre lo consistente y lo inconsistente, hasta entrar en un nivel de resonancia que permita activar en el interior de cada uno una plenitud espiritual de continuidad, de progreso espiritual y de paz.
Para ello, es preciso ser sencillos y sin pretensiones, llegar a no ser nada para poder hacerlo todo, no tener nada para tenerlo todo y así, evitar las tensiones y alcanzar una quietud mística.
Estos tres estados: Paz, Tranquilidad y Silencio habrán de constituir el modelo o matriz que permita la fusión con la Naturaleza.
Angel Luis Fernández.
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