LLAMA GEMELA - PRESENTE
Diario de un reencuentro anhelado – segunda parte
No hace mucho, tal vez unos meses te escribí, exhausta por el desasosiego de un camino confuso y extremadamente desalentador.
Si bien es cierto que mi amor hacia ti no ha cambiado, no puedo negar que yo sí que lo he hecho. Soñaba con hallarte, con manifestar nuestros sentimientos como cualquier pareja, salir a pasear, visitar el mar de diferentes lugares, ya sabes que el mar y yo tenemos una conexión muy especial, viajar a sitios que todavía no conozco yendo de tu mano, y por fin mirarte a los ojos bañándome en tu energía tan elevada y tan amorosa como me la has mostrado siempre a través de los otros planos que frecuentamos.
Sin embargo, mi querido amado eterno, ya no aspiro a nada en esta tierra junto a ti, perdí la fe y la esperanza, perdí la ilusión del reencuentro y dejé la idea de estar contigo de esa manera romántica que mi mente inventaba.
Descubrí que tu presencia era la que era y que tu ausencia física debía ser causada por algo que mi ser conocía y aceptaba, pues era sólo un espejismo en realidad, así que decidí que no te buscaría más, que no te esperaría más, que sólo viviría.
No fue fácil dejar atrás todo lo que tanto anhelaba, ni fue sencillo pensar que jamás podría experimentar nuestro gran amor aquí, como hombre y mujer, tal vez no era mi destino estar contigo, tal vez tan sólo debía crecer, ser mi Ser, permitir que la expansión de mi conciencia se abriera paso con la ayuda y el acompañamiento de una parte de ti, etérica, intangible, mientras que tu parte humana debería recorrer su camino en solitario, o con otra persona.
Me entristecí al pensar que supuestamente debíamos estar juntos, amarnos y mostrar una nueva forma de amar al mundo, y traté de olvidar todo eso, de convencerme de que todo había sido un sueño ridículo y que nada de eso sucedería al fin.
Retomé mi vida, inicié mi camino en solitario, sin ostentar nada a nivel pareja, ya nadie sería lo suficiente para mí, ya nadie llenaría ese vacío que se había generado en mi corazón al desistir de lo que tanto se me había prometido.
Ángeles, guías, sueños, señales, sincronías, y esa persecución terrible de casualidades que no deseaba ver, que ya me hartaban y que me enloquecían, ya sólo quería huir, dejarlo todo atrás.
Algunos hablan de las llamas gemelas refiriéndose a la parte masculina como el “runner”, el que huye, sin embargo, tal vez ahora sea yo la que juega ese papel, la que no desea que la hieran más, la que no se quiera acercar a nadie más, la que opte por llenarse de sí misma y renunciar al encuentro.
Pero una parte de mí grita constantemente tu nombre, tu esencia nace de mi esencia, tu luz se enciende en mi corazón, tu amor y el mío se reunen todavía en otros planos, tu mirada continua observándome cada mañana cuando despierto, tus brazos aún me rodean cuando duermo, tu mano acaricia mi mejilla cuando estoy llorando, y tus besos son ráfagas de energía que inundan a mi alma entrando por mi pecho y colmándome de felicidad.
¿Cómo voy a olvidarte si eres el aroma de mi vida eterna?
Sólo me queda ser, sencillamente ser, y aceptarte así, como eres, como el viento, como el mar, como un sueño que se hace palpable, pero con la sutileza del vapor, o de la fragancia de las flores, sólo me queda sonreírle a la vida, por la gran bendición que supone para mí estar bajo tu protección divina.
Si algún día se realiza ese milagro del que tanto me hablas en susurros de tu alma, no podré cerrarte la mía, no podré escaparme de mi verdad, ni de la tuya, no querré huir de nuestra gran oportunidad de ser juntos la llama del amor sagrado.
Sin embargo, sólo una gota de esperanza cuelga de mis pestañas, a punto de caer rodando por mi rostro como una lágrima más, una de tantas que derramé por tu ausencia, a causa de la incomprensión de mi mente ante algo que sólo el alma comprende.
Hoy me siento libre y completa, fuerte y dispuesta a ser mi ser, a dejar que todo lo que vine a ser se cristalice dentro de mí, para alcanzar mi propia madurez espiritual, emocional y mental.
Tal vez pueda compartir contigo mi aroma de cristal, tal vez tú sólo puedas ser siempre vapor, tal vez ambos seamos sólo viento, tal vez nos fundamos cuando me marche de aquí, o tal vez me alcances como siempre dices, sea como sea, una vez que las alas se agitan tan fuerte como lo hacen las mías, ya no hay marcha atrás, alzaré mi vuelo y sólo un destello de mí será visible...
No es esto una despedida, sino un saludo, una comprensión desde mi ser de lo que somos, estás ahí, lo sé, y me quedo con tu presencia, nunca más con la ausencia, porque tu existencia me hace brillar, porque tu luz me ilumina el camino, porque te siento en todo lo que es, en todo lo que veo, en todo lo que soy, en todo lo que escribo, en todo lo que amo...
Llama gemela, el presente es lo único que existe, y en este ahora, tú y yo, somos sol y luz, cielo y atmósfera, tierra y estrato, fuego y llama, agua y hielo, beso y labio, amor y alma...
Te tengo en mí, por eso no puedo esperar algo que ya está aquí, que sea lo que deba ser, no está en mis manos...
Arael Elämä Araham
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