HUYENDO
Él se acercó a ella y tomó su mano delicadamente. Sus ojos acariciaban con su mirada a su amada al contemplar cómo caían sus lágrimas, mirándola con tanta ternura que parecía que se ésta se podía respirar cada vez con más intensidad.
Él sabía por qué lloraba ella, lo comprendía, pero le dolía su dolor, deseaba mitigarlo, beberse sus miedos, su incomprensión, su desasosiego, pero también entendía que no era adecuado defenderla de sí misma, sino ayudarla a encontrarse, a lidiar y ganar sus propias batallas, enseñarla a usar su propia maestría para no necesitar depender de nada, ni de nadie, en esos momentos difíciles que ella misma generaba con su mente sin darse cuenta.
Besó su mejilla y limpió su rostro con suavidad, ella sonrió ligeramente y le abrazó tratando de hallar consuelo entre sus brazos.
¿Por qué huyes de mí? - le preguntó él envuelto en el abrazo.
Ella se apartó sutilmente para mirarle a los ojos y le contestó.
Huyo porque te tengo miedo.
¿Miedo de mí? Pero si tú sabes que te amo y que siempre estoy contigo. Anda, cuéntame por qué sientes ese miedo.
Porque te amo demasiado, tanto que mi mente no lo entiende. Este amor es diferente, es intenso, es un tornado que me envuelve y que arrasa con todo lo que antes creía que era real, me enfrenta conmigo misma, con mis sombras, me desnuda de las ilusiones y los espejimos que me arrastraban hacia un personaje que interpretaba, alguien que yo no era, y me devuelve a mi esencia verdadera. Además, amándote a ti he aprendido lo que es realmente amar y ahora sé que es mucho más que estar enamorada.
¿Y eso te asusta? - le preguntó él con la dulzura de un ángel.
Sí, perdóname, perdóname, porque sé que no puedo merecerte si me escondo de ti, si huyo para que no me encuentres, si cuando siento cómo llega esa oleada de amor desde tu alma, simplemente permito que me acoja, que me envuelva, y no hago nada más, sólo sentirte en mí, sentir tu latido latiendo en mi corazón, y con eso, mi amor, con eso me conformo, porque acercarme a ti, a tu vida, me resulta demasiado doloroso.
¿Por qué te duele tanto estar cerca de mí?
Porque no creo que pueda gustarte así como yo soy, no creo que puedas amarme, no creo que logres sentir lo que yo siento por ti, tu vida y la mía no se parecen en nada, no sé si pueden ser compatibles.
¿Y por qué crees eso?
Porque no soy como esas mujeres que te han gustado, como las que has amado antes, soy muy diferente, no soy tan hermosa, ni tan segura de mí misma, no me muevo en los mismos círculos sociales que tú, y tengo mucho miedo de que me hagas daño, de ilusionarme al estar cerca de ti y que tú sólo me utilices para tener una relación en la que yo salga herida, en la que no te entregues, en la que no seas capaz de reconocer que soy tu verdadera y única alma gemela.Tengo miedo de tu rechazo.
No me importa tu aspecto, ni si tienes una profesión bien mirada en esta sociedad creada desde la hipocresía, ni me importa con cuantas personas hayas estado en pareja, ni el hecho de que mi vida haya transcurrido muy lejos de la tuya hasta ahora, ni tampoco me parece que no merezcas que te ame. Pero estás enfrentándote a tus temores, a tu propio rechazo de ti misma. Todo eso que temes que yo haga es lo que te haces, y debes afrontarlo, trascenderlo, observarlo. Mi amor por ti es real, pues lo único que es cierto en todo esto es que ambos nos amamos y estamos en el camino de nuestra unión física, para amarnos, después de haber superado todos nuestros autodesprecios, y fusionar nuestros opuestos dentro de nosotros mismos.
Es fácil comprenderte cuando te hallo en mis sueños, o cuando te percibo en mi mundo sutil donde veo lo que a veces dudo que sea cierto. Te muestras sabio, me demuestras tu amor, me cubres de esta sensación de que todo está bien, de que todo es correcto como está, de que estoy viviendo lo que me toca vivir y me haces sentir a salvo, en casa, pero cuando él, es decir, tú, el hombre que eres en este mundo, en esta sociedad, ése que no sabe quién soy en realidad, ése que no me recuerda, ése que se olvidó de nuestro pacto, de lo que somos como almas gemelas y prefirió alejarse de mí y experimentar el amor con otras personas, cuando él se acerca a mí, sólo puedo recordar el dolor que sentí cuando se fue, la amargura de su falta de reconocimiento, el temor a que seguir permitiendo que su presencia me recuerde que no estoy lista para nuestra reunión, que tengo mucho miedo, me haga más daño y no logre superarlo.
Querida compañera, sabes que todo lo que estás diciendo es producto de tus temores, de tus dudas, de tu ego. Debes elevarte más y ver desde otra perspectiva. La mujer que eres todavía funciona con el antiguo paradigma de las relaciones, esperando que todo sea color de rosa, sin embargo, este gran amor requiere de mucho esfuerzo de superación, porque tú, mi amada bella, tienes un alma fuerte, guerrera, grande, y no estás aquí para conformarte con una relación rutinaria, no estás aquí para perderte en un papel que interpretarías olvidándote de quién eres, de tu gran poder interior, has venido aquí a hacer algo más que eso, y no puedes estar en pareja si eso es anularte, descartar a tu ser, porque para ti estar en una relación debe motivarte para seguir creciendo, y primero debes descubrir quién eres, cuál es tu potencial y saltar al vacío, sin miedo, alcanzando tu maestría.
No te imaginas lo hermosa que es tu alma, lo fuerte que eres, y la gran capacidad de amar que hay en ti. Tú no puedes esperar que te amen de esa forma fácil, fútil, de esa forma en la que se crea una dependencia emocional, de esa forma en la que prima el cuerpo por encima del ser, o del alma, de esa manera en la que se ama algo que no es real, un personaje, una máscara, estás aquí para ser amada como una diosa y amar de la misma forma, como esa mujer que es más que una mujer, es un espíritu lleno de fuerza, de amor puro e inondicional, esa energía que envuelve todo lo que la rodea, esa inmensa luz que ilumina el camino de aquel que se atreva a verlo, a verte.
Por eso, mi cielo, antes de que llegue esa persona que anhelas mientras trabajas en ti para sacar lo que ya no sirve para vivir como la verdadera esencia que tú eres, lo que ya quedó obsoleto, lo que te impide progresar, deberás depurarte, deberás conseguir dejar de sentirte inferior a esas otras mujeres de las que me hablabas, deberás empoderarte, deberás ver que eres grande, que no puedes compararte con nada, ni con nadie, porque cada uno tiene su propia esencia, diferente, hermosa también, pero tú, tú mi amor, debes aprender a amarte, y debes abrirte al amor, ése que traemos en nuestro Ser, ese amor verdadero que experimentaremos en esta Tierra, esa energía sublime que nos une, y saber recibirlo como mujer humana en el momento adecuado.
Nuestro amor es un amor de otro mundo que debe manifestarse en esta dimensión para elevarla, para que la vibración de lo que nos rodea aumente y se sostenga. Conoces nuestra misión de vida, lo que hemos venido a hacer juntos, y sabes que no se trata de algo romántico, sino de algo más grande, aunque podamos disfrutar del regalo de nuestra entrega mutua en una relación que romperá paradigmas antiguos y aportará otra visión del amor, de lo que realmente es amar.
Su mirada se apagó en un suspiro al comprender lo que su amado le decía, pues tenía tanta razón. Su dolor no procedía del rechazo de su amado, ni tampoco tenía miedo de él, o de que éste le pudiera hacer más daño sin darse cuenta, sino que provenía de ella misma, de su mente, de su ego, de patrones que funcionaban automáticamente y la llevaban una y otra vez a un callejón sin salida, donde se enfrentaba de nuevo a sus fantasmas, a los terribles monstruos que la debilitaban, y la alejaban de sí misma.
Huir, sí, huía, pero no de él, sino de sí misma, de su amor hacia él, de la aceptación de lo que estaba experimentando, de la realidad que se manifestaba como un cuento para que ella aprendiera a amarse de verdad.
Gracias, mi amor – le dijo al abrir sus ojos de nuevo y verle allí frente a ella.
Ya sabes que estoy aquí para cuidarte, para amarte y para guiarte.
Y decidió dejar de escapar de su destino, de la conexión que sentía en su corazón, de la magia extraña que envolvía su vida.
Aceptación en lugar de rechazo, amor en lugar de miedo, permitir en lugar de huir; sí lo entiendo, estaré en mi presencia, sin esperar, sólo tratando de crecer con todo esto, agradeciendo que estés conmigo y entregándome a vivir, a sentir, a experimentar.
Y un nuevo abrazo les fundió por completo, mientras él se sentía complacido al haber logrado que ella comprendiera sus temores, los observara y los trascendiera, aunque todavía quedaban pasos por dar, fases por recorrer, todavía había mucho por hacer, sin embargo, su amor por ella estaría siempre llevándole junto a ella, trasladándose desde otros planos para acompañarla. No podía haber una muestra de amor más incondicional que el hecho de que una parte de la multidimensionalidad de su amado se desplazara hasta ella para cuidarla y guiarla para ayudarla a descubrir su ser.
Arael Elämä Araham
Su mirada se apagó en un suspiro al comprender lo que su amado le decía, pues tenía tanta razón. Su dolor no procedía del rechazo de su amado, ni tampoco tenía miedo de él, o de que éste le pudiera hacer más daño sin darse cuenta, sino que provenía de ella misma, de su mente, de su ego, de patrones que funcionaban automáticamente y la llevaban una y otra vez a un callejón sin salida, donde se enfrentaba de nuevo a sus fantasmas, a los terribles monstruos que la debilitaban, y la alejaban de sí misma.
Gracias, mi amor – le dijo al abrir sus ojos de nuevo y verle allí frente a ella.
Ya sabes que estoy aquí para cuidarte, para amarte y para guiarte.
Y decidió dejar de escapar de su destino, de la conexión que sentía en su corazón, de la magia extraña que envolvía su vida.
Aceptación en lugar de rechazo, amor en lugar de miedo, permitir en lugar de huir; sí lo entiendo, estaré en mi presencia, sin esperar, sólo tratando de crecer con todo esto, agradeciendo que estés conmigo y entregándome a vivir, a sentir, a experimentar.
Y un nuevo abrazo les fundió por completo, mientras él se sentía complacido al haber logrado que ella comprendiera sus temores, los observara y los trascendiera, aunque todavía quedaban pasos por dar, fases por recorrer, todavía había mucho por hacer, sin embargo, su amor por ella estaría siempre llevándole junto a ella, trasladándose desde otros planos para acompañarla. No podía haber una muestra de amor más incondicional que el hecho de que una parte de la multidimensionalidad de su amado se desplazara hasta ella para cuidarla y guiarla para ayudarla a descubrir su ser.
Arael Elämä Araham
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